Realizar ejercicio regularmente no solo nos ayuda a mantenernos en forma, sino que también ayuda a preservar una buena salud en general. Si, en cambio, llevamos un estilo de vida sedentario, los riesgos de padecer diferentes problemas y enfermedades se incrementan exponencialmente.
Sin embargo, cada vez son más las personas que abandonan el hábito de hacer ejercicio a causa del poco tiempo libre del que disponen, de alguna lesión o, incluso, por simple pereza. Sea por la razón que sea, dejar de hacer ejercicio por completo nos puede causar múltiples problemas de salud, que veremos más adelante.
A pesar del ritmo de vida frenético y estresante que solemos llevar hoy en día, cualquiera puede sacar media hora al día para salir a caminar, ¿no? Tan solo con este simple gesto estaremos haciendo suficiente ejercicio para poder activar nuestro cuerpo. Y si te animas a realizar ejercicios más intensos y durante más tiempo, ¡pues mucho mejor! También puedes optar por disciplinas más tranquilas pero igualmente efectivas, como el pilates o el yoga. La natación también será una estupenda opción si no puedes realizar ejercicio a causa de algún tipo de lesión.
Las venas y arterias son flexibles, y se adaptan al flujo sanguíneo. Si realizamos ejercicio regularmente, los vasos sanguíneos se ensanchan y eso ayuda a disminuir la presión arterial. Sin embargo, si llevamos una vida sedentaria, los vasos sanguíneos se adaptan a este menor flujo de sangre, estrechándose. Como consecuencia de este estrechamiento, la presión arterial aumenta. Este aumento de la presión arterial puede ser muy perjudicial para órganos tan importantes como el corazón o los riñones.
El ejercicio regular nos ayuda a fortalecer el corazón, mejorando así la salud cardíaca. Sin embargo, si llevamos una vida sedentaria este músculo se debilitará poco a poco, pudiendo provocar diferentes problemas y disfunciones. Además, otros problemas derivados de la falta de ejercicio como el aumento del colesterol, de la grasa y de la presión sanguínea, también afectarán negativamente a la salud cardíaca.
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Tanto el estrechamiento de los vasos sanguíneos como el debilitamiento del corazón y la mayor acumulación de colesterol en las arterias, van a dificultar la circulación sanguínea. Esto va a suponer que todos tus órganos y otras partes del cuerpo reciben menos oxígeno y nutrientes esenciales, perjudicando a su funcionamiento.
4. Problemas respiratorios:
Practicar ejercicio regularmente también nos ayuda a mejorar la salud pulmonar y a ensanchar las vías respiratorias. Esto nos permite respirar mejor y tener mayor capacidad pulmonar. Sin embargo, si no realizamos ejercicio nuestros pulmones irán perdiendo capacidad poco a poco, pudiendo provocar el desarrollo de alergias respiratorias o asma, u otros problemas respiratorios más graves.
5. Degeneración muscular
Si no realizamos ejercicio de manera regular, nuestros músculos se van a ir atrofiando poco a poco, produciéndose una pérdida de fuerza significativa. Además, esta atrofia gradual puede terminar provocando dolores musculares, articulares y de espalda. Por otra parte, al dificultar la circulación sanguínea, todo el cuerpo va a recibir menos oxígeno, lo que provocará, entre otras cosas, una sensación de fatiga continua.
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Gracias al ejercicio conseguimos librarnos de gran cantidad de toxinas y residuos que se acumulan en nuestro cuerpo. Sin embargo, si no nos ejercitamos regularmente, estas toxinas y residuos se quedarán por más tiempo en nuestro cuerpo, aumentando así la retención de líquidos.
Gracias al ejercicio conseguimos que nuestra piel esté mucho más tersa y tonificada. Además, como te comentaba antes, el ejercicio nos ayuda a eliminar toxinas de nuestro cuerpo. Sin embargo, si seguimos un estilo de vida sedentario, nuestra piel poco a poco irá perdiendo tersura y elasticidad, e irá acumulando toxinas y residuos, provocando flacidez, celulitis y la aparición de signos prematuros de envejecimiento, como manchas y arrugas.
Como te comentaba antes, la falta de ejercicio provoca que no se absorban correctamente los nutrientes necesarios, y que no llegue suficiente oxígeno a los órganos del cuerpo, entre ellos al cerebro. Eso afecta directamente a la producción de los neurotransmisores que provocan la sensación de bienestar y felicidad, provocando estados de decaimiento e incluso depresión.
Practicar ejercicio regularmente no sólo devolverá a su estado normal la producción de estos neurotransmisores, sino que además estimulará la producción de endorfinas, unas hormonas asociadas a la sensación de bienestar y felicidad. Esto, además, te ayudará a combatir el estrés y la ansiedad que puede generar el día a día.